Tomando ya el camino que nos conduce a las Termas, comenzamos a encontrar sitios con esa particular belleza que nos depara el Mendoza profundo, tonos marrones, agua color, color, verde-gris-deshielo, el Sosneado allá al fondo reinando en el paisaje cordillerano, viento, frío siempre presente, pero esa intensidad en los colores, en las sombras que no saben lo mismo con respecto a los tonos norteños, ni mejores, ni peores, únicos, Aquí vemos al Atuel bajando luego de su formación en esa fenomenal cascada de deshielo, aguas arriba, y mientras tanto seguimos avanzando hacia la laguna y el viejo hotel destruído.
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